Alfonso Ussía en La Razón
El ministro Caamaño, responsable máximo de la chuminada, ha descubierto que la primacía del apellido paterno sobre el materno no es constitucional. Un poco tardío el descubrimiento, a mi humilde entender. La igualdad humillada por la necedad. Esa igualdad obsesiva y enfermiza que demanda la progresía botarate. Ahí tenemos al candidato a la alcaldía de Sevilla, que puede hacer bueno a Monteseirín, o como se llame. Lo ha dicho en serio, lo cual asusta: «Quiero hacer de Sevilla capital metropolitana de la nueva economía sostenible de la igualdad». Que me aten esa mosca por el rabo.
De vuelta a los apellidos. ¿Acaso las letras del abecedario no tienen derecho a la igualdad? ¿Por qué la «a» cuenta con más posibilidades de sobrevivir que la «z»? En el «Diccionario de Apellidos Vascos» de Isaac López Mendizábal, los últimos de la lista son Zuzcuduy, Zuzua, Zuzuarregui, Zuzueta, Zuzuetabeiti y Zuzuetagoiti. Cierra la relación Zuzunaga. El ministro Caamaño ha condenado a los Zuzunaga. Y al mismo tiempo, obliga a los varones Zuzcuduy y compañía a contraer matrimonio con una Zuzunaga con el fin de que no se pierda su apellido. ¿Existen suficientes zuzunagas en España para garantizar el futuro de los zuzuetas, zuzuetabeitis y zuzuetagoitis? Mucho me temo que no.
sábado, 6 de noviembre de 2010
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