lunes, 29 de noviembre de 2010

En ausencia de Constitución

Gabriel Albiac en ABC

De todos los países europeos a los que la onda ampliada de la depresión amenaza esta vez llevarse por delante, España es el constitucionalmente más frágil. Un Gobierno que no gobierna, una ciudadanía hastiada de los políticos que deberían ser sus representantes, una corrupción atrincherada en los opacos recovecos de la administración de un Estado que es uno más diecisiete… Al riesgo común de la crisis, se añade aquí la descomposición completa del Estado y la certeza de que la Constitución dejó de existir eficazmente hace mucho. Que haya sido precisa el sábado una acción directa de los altos rectores de la economía española sobre el Gobierno para marcar líneas de salvamento básicas, indica hasta qué punto hoy el Estado carece de mando político, y toda la nave va al garete. Que ayer se haya jugado en Cataluña el destino futuro del Gobierno de España con la abstención de la mitad del electorado, habla bien a las claras de lo que espera el ciudadano de sus electos.

1929 ha vuelto a suceder. Esperemos, al menos, poder parar lo que vino luego.

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