Ignacio Camacho en ABC
Zapatero ha inventado el chaleco antiPapa. Una coraza simbólica con la que parapetarse del peligrosísimo mensaje del Vaticano, un escudo contra los sermones de destrucción masiva de largo alcance, tan largo que hay que irse hasta el Transcáucaso para quedar fuera de su radio de acción. El presidente del Gobierno español considera más leve el riesgo de un balazo perdido de los talibanes que la exposición directa a la homilía de una misa pontifical. Puede que en el fondo tenga razón: no hay arma de convicción más poderosa que la palabra de la gente de corazón limpio. Con su sola prédica y su ejemplo moral el antecesor de Ratzinger derribó el Telón de Acero, pese a que le pegaron dos tiros por no llevar el oportuno chaleco bajo la sotana.
Zapatero ha inventado el chaleco antiPapa. Una coraza simbólica con la que parapetarse del peligrosísimo mensaje del Vaticano, un escudo contra los sermones de destrucción masiva de largo alcance, tan largo que hay que irse hasta el Transcáucaso para quedar fuera de su radio de acción. El presidente del Gobierno español considera más leve el riesgo de un balazo perdido de los talibanes que la exposición directa a la homilía de una misa pontifical. Puede que en el fondo tenga razón: no hay arma de convicción más poderosa que la palabra de la gente de corazón limpio. Con su sola prédica y su ejemplo moral el antecesor de Ratzinger derribó el Telón de Acero, pese a que le pegaron dos tiros por no llevar el oportuno chaleco bajo la sotana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario