Gina Montaner en Libertad Digital
Reina Luisa Tamayo, una Madre Coraje que desfila cada domingo hasta la tumba de su hijo con el arrojo de quien ya no tiene nada que perder, es un símbolo demasiado poderoso que desarma a sus verdugos: tan humilde, tan del pueblo, tan espontáneo el desgarro en sus procesiones dominicales. No hay nada que hacer frente a su heroica estampa. De ahí la urgencia de los represores por deshacerse de ella y neutralizarla. Qué más habría deseado el Gobierno cubano que engañar a la UE y a Washington con sus trampas y mentiras. Pero como suele suceder con los sistemas totalitarios, les resulta imposible ocultar el eclipse bajo el que vive sumido el pueblo desde hace más de medio siglo.
lunes, 8 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario